La localidad de Quillagua se sitúa a 280 kilómetros al norte de Antofagasta, en la comuna de María Elena, aproximadamente a 70 km de la desembocadura del río Loa, en plena región desértica del norte de Chile, justo en el límite entre la I y II Región. De acuerdo al censo del año 2002, esta localidad registró una población de 102 habitantes y según la National Geographic, Quillagua es el punto más seco de la tierra, con registros pluviométricos, en los últimos 40 años, que apenas registran 0,5 mm de agua caída.
Esta localidad fue visitada por Pedro de Valdivia en 1540 y se encuentra situada en el Camino del Inca, aquí crecía una gran cantidad de algarrobos, chañares entre otras especies vegetales y se desarrollaban actividades agrícolas orientadas al mercado local y al cultivo de la alfalfa. Sin embargo, producto de la construcción del tranque Sloman, para la producción de las salitreras María Elena y Vergara, así como también la progresiva contaminación de las aguas a raíz de faenas mineras, provocaron un progresivo despoblamiento debido a la baja abrupta de la productividad agrícola de la zona. Dichas actividades se encuentran hoy altamente mermadas y deterioradas debido a la creciente contaminación a la que se ha expuesto el río Loa por parte de la minería de cobre y salitre que se desarrolla aguas arriba. Cabe mencionar, además, la pérdida de los derechos de aguas de los comuneros de Quillagua en favor de una de estas empresas mineras.
Por esta razón y debido a la inexistente disponibilidad de agua como fuente de desarrollo básico de cualquier comunidad y especialmente de aquella que ha cimentado su historia en una estrecha interacción con el caudal del Río Loa, como eje principal de su actividad económica y productiva, se ha derivado en una gran crisis hídrica que se arrastra desde hace años. Ya en 1997, la grave contaminación del Río Loa terminó con la agricultura del poblado y muchos de los quillaguinos, que habían adquirido deudas para trabajar la tierra, decidieron vender los derechos del 70% de sus aguas a la empresa minera SQM. Otra problemática se relaciona con la propiedad de la tierra, que se ha venido agudizando en los últimos años, situación que ha derivado en que cerca del 89% de la propiedad del territorio se encuentra en manos de la misma empresa privada. Esta situación hace extremadamente difícil, cualquier desarrollo de la localidad, puesto que no existe un margen de seguridad, en relación, con hacer sustentable el desarrollo ajeno a las políticas de gestión de la empresa, haciéndose totalmente dependiente de su voluntad y proyecciones de inversión.
Otro de los problemas que golpea fuertemente y que afecta dramáticamente a los actuales habitantes de la localidad de Quillagua, lo constituye la condición de aislamiento que tiene esta zona. A pesar de estar situada como mencionábamos anteriormente a 280 kilómetros de la capital minera de Chile, se debe sumar la más completa prescindencia que la región tiene respecto del aporte que representa en lo concerniente al patrimonio histórico, cultural, arqueológico, gastronómico, genético y folclórico, para el acervo nacional, teniendo en cuenta que los orígenes de esta localidad se remontan a etapas precristianas.
Por otro lado a comienzos del siglo XX, en plena época de oro de las salitreras, Quillagua se había convertido en la principal fuente de abastecimiento de forraje para los animales de las oficinas de la zona. En ese entonces, el oasis resplandecía y tenía una población de alrededor de dos mil personas. Y como mencionábamos anteriormente, la localidad de Quillagua registró una población de 102 habitantes, cuya principal característica es la avanzada edad según el censo del 2002.
Esta localidad fue visitada por Pedro de Valdivia en 1540 y se encuentra situada en el Camino del Inca, aquí crecía una gran cantidad de algarrobos, chañares entre otras especies vegetales y se desarrollaban actividades agrícolas orientadas al mercado local y al cultivo de la alfalfa. Sin embargo, producto de la construcción del tranque Sloman, para la producción de las salitreras María Elena y Vergara, así como también la progresiva contaminación de las aguas a raíz de faenas mineras, provocaron un progresivo despoblamiento debido a la baja abrupta de la productividad agrícola de la zona. Dichas actividades se encuentran hoy altamente mermadas y deterioradas debido a la creciente contaminación a la que se ha expuesto el río Loa por parte de la minería de cobre y salitre que se desarrolla aguas arriba. Cabe mencionar, además, la pérdida de los derechos de aguas de los comuneros de Quillagua en favor de una de estas empresas mineras.
Por esta razón y debido a la inexistente disponibilidad de agua como fuente de desarrollo básico de cualquier comunidad y especialmente de aquella que ha cimentado su historia en una estrecha interacción con el caudal del Río Loa, como eje principal de su actividad económica y productiva, se ha derivado en una gran crisis hídrica que se arrastra desde hace años. Ya en 1997, la grave contaminación del Río Loa terminó con la agricultura del poblado y muchos de los quillaguinos, que habían adquirido deudas para trabajar la tierra, decidieron vender los derechos del 70% de sus aguas a la empresa minera SQM. Otra problemática se relaciona con la propiedad de la tierra, que se ha venido agudizando en los últimos años, situación que ha derivado en que cerca del 89% de la propiedad del territorio se encuentra en manos de la misma empresa privada. Esta situación hace extremadamente difícil, cualquier desarrollo de la localidad, puesto que no existe un margen de seguridad, en relación, con hacer sustentable el desarrollo ajeno a las políticas de gestión de la empresa, haciéndose totalmente dependiente de su voluntad y proyecciones de inversión.
Otro de los problemas que golpea fuertemente y que afecta dramáticamente a los actuales habitantes de la localidad de Quillagua, lo constituye la condición de aislamiento que tiene esta zona. A pesar de estar situada como mencionábamos anteriormente a 280 kilómetros de la capital minera de Chile, se debe sumar la más completa prescindencia que la región tiene respecto del aporte que representa en lo concerniente al patrimonio histórico, cultural, arqueológico, gastronómico, genético y folclórico, para el acervo nacional, teniendo en cuenta que los orígenes de esta localidad se remontan a etapas precristianas.
Por otro lado a comienzos del siglo XX, en plena época de oro de las salitreras, Quillagua se había convertido en la principal fuente de abastecimiento de forraje para los animales de las oficinas de la zona. En ese entonces, el oasis resplandecía y tenía una población de alrededor de dos mil personas. Y como mencionábamos anteriormente, la localidad de Quillagua registró una población de 102 habitantes, cuya principal característica es la avanzada edad según el censo del 2002.
Desde la apertura de Chuquicamata, la relación entre la mina y las comunidades indígenas en torno al aprovechamiento del agua ha sido en general conflictiva, porque las captaciones de la mina han despojado a los indígenas de una parte o de la totalidad de los recursos hídricos, lo que se ha traducido en la reducción de la superficie cultivada. En 1986, la actividad agrícola de la zona registraba 188 hectáreas de tierra cultivable, de las cuales ya al año 2000 se habían perdido 74 Ha. O sea, se reducen a razón de 5 hectáreas anuales. Lo anterior fue la consecuencia de la reducción del caudal disponible para riego a un tercio del antes vigente, (de 400 a 120 litros por segundo), medida dictada en 1987 por la dictadura militar. La reducción del caudal disponible y, por lo tanto, de los derechos de aprovechamiento de todas las comunidades atacameñas ribereñas del Loa, fue un acto de autoridad impuesto con engaños, cuya finalidad era liberar agua del río para entregarla a empresas sanitarias y mineras. El efecto es palpable a través de las estadísticas, pues en 2005 se intentó cultivar apenas 1,5 hectáreas de alfalfa; es decir, sólo el 1% de la superficie cultivada en la década anterior. Al año siguiente, en 2006, había un solo poblador que no había abandonado las esperanzas de seguir con la agricultura, a pesar de que cada año la alta concentración de sustancias minerales y químicas en el agua quema las plantas y provoca pérdidas casi totales de los cultivos.
Por otro lado tampoco ha sido posible ampliar la superficie cultivada, debido a que desde el año 2000, Quillagua no cuenta con aguas corrientes del río Loa en la temporada de siembra. Esto se debe a que aguas arriba, los últimos caudales son captados por Soquimich, lo que impide que la comunidad haga uso de sus derechos de aprovechamiento, correspondientes a 60 litros por segundo (la tercera parte de los que tenían hace 30 años).
Por otro lado tampoco ha sido posible ampliar la superficie cultivada, debido a que desde el año 2000, Quillagua no cuenta con aguas corrientes del río Loa en la temporada de siembra. Esto se debe a que aguas arriba, los últimos caudales son captados por Soquimich, lo que impide que la comunidad haga uso de sus derechos de aprovechamiento, correspondientes a 60 litros por segundo (la tercera parte de los que tenían hace 30 años).
Resumen:
El primero dice relación con la inexistente disponibilidad de agua como fuente de desarrollo básico de cualquier comunidad y especialmente de aquella que ha cimentado su historia en una estrecha interacción con el caudal del Río Loa, como eje principal de su actividad económica y productiva. Por lo anterior, se ha derivado en una crisis hídrica que se arrastra desde hace años. Ya en 1997, la grave contaminación del Río Loa terminó con la agricultura del poblado y muchos de los quillaguinos, que habían adquirido deudas para trabajar la tierra, decidieron vender los derechos del 70% de sus aguas a la empresa minera SQM. Quillagua, en lengua aymará, quiere decir “Agua de Luna”, un nombre que contrasta con la difícil realidad que viven los habitantes de este oasis, producto de la crisis hídrica que lo afecta desde hace varios años
En segundo lugar, la carencia más elemental de propiedad de la tierra, lo que se ha venido agudizando en los últimos años, situación que ha derivado en que cerca del 89% de la propiedad del territorio se encuentra en manos de la misma empresa privada. Esta situación hace extremadamente difícil, cualquier desarrollo de la localidad, puesto que no existe un margen de seguridad, en relación con hacer sustentable el desarrollo ajeno a las políticas de gestión de la empresa, haciéndose totalmente dependiente de su voluntad y proyecciones de inversión.
Un tercer elemento quizás menos relevante, pero que finalmente se traduce en uno de los puntos que más dramáticamente afecta a los actuales habitantes de la localidad de Quillagua, lo constituye la condición de aislamiento, que golpea fuertemente a pesar de estar situada apenas a 280 kilómetros de la capital minera de Chile, a lo que se debe sumar la más completa prescindencia que la región tiene respecto del aporte que representa en lo concerniente al patrimonio histórico, cultural, arqueológico, gastronómico, genético y folclórico, para el acervo nacional, teniendo en cuenta que los orígenes de esta localidad se remontan a etapas precristianas.
Un tercer elemento quizás menos relevante, pero que finalmente se traduce en uno de los puntos que más dramáticamente afecta a los actuales habitantes de la localidad de Quillagua, lo constituye la condición de aislamiento, que golpea fuertemente a pesar de estar situada apenas a 280 kilómetros de la capital minera de Chile, a lo que se debe sumar la más completa prescindencia que la región tiene respecto del aporte que representa en lo concerniente al patrimonio histórico, cultural, arqueológico, gastronómico, genético y folclórico, para el acervo nacional, teniendo en cuenta que los orígenes de esta localidad se remontan a etapas precristianas.
Nenhum comentário:
Postar um comentário